En agosto comenzará voluntariado en colegio Manuel José Irarrázaval de Santiago
10/07/2015
El Nortero 16.05.15
09/09/2015

Columna publicada en grupoeducar.cl

“Nada reemplaza el placer de escuchar a quien cuenta las historias que ama”, una bibliotecaria francesa nos regaló ese hallazgo, tan simple como profundo, para pensar la educación del siglo XXI. Es que el desafío que enfrentamos es enorme. En el paradigma anterior los estudiantes al entrar a la sala hacían esfuerzos heroicos por controlar su mundo interior y prestar atención a esa clase. Esa manera de entender la educación se agotó. Ya no estamos en una sociedad disciplinaria y los estudiantes no van a escuchar al profesor, sino que el profesor debe asegurar la escucha de sus estudiantes.

Por otro lado, cada vez son más fuertes las señales de que es un pésimo negocio someter ese mundo interior al cumplimiento de una idea promedio de ser humano. Hoy la diversidad es la norma y el principal recurso natural de la especie humana: diferenciarse. Y la diversidad ocurre en ese país interior que cada uno construye, en ese observador que somos de las cosas que pasan a nuestro alrededor. La enseñanza debe diseñarse para esa variedad de observadores que hay en la sala de clases, ese es el desafío que enfrentamos.

La propuesta del Diseño Universal del Aprendizaje revela que los profesores hacen actos heroicos gestionando una educación que está completamente diseñada para un alumno promedio. Se invierte mucho recurso tratando de adaptar el currículo a la diversidad de cada curso, de cada estudiante. En Crea+ hemos trabajado asesorando escuelas multigrado y hemos aprendido que un curso de cualquier colegio también es multigrado, tiene diversos niveles.

Es urgente repensar el sistema para construir procesos de aprendizaje capaces de inspirar el mundo interior de cada aprendiz. Para eso creemos que la pasión es la clave. Hay mucha pasión en los profesores rurales y los grandes profesores que uno recuerda eran apasionados, solían contarnos sus historias con un entusiasmo que inspiraba. He visto a los estudiantes de peor rendimiento desplegar capacidades sorprendentes sólo al pedir que hablen de lo que le gusta. Cada establecimiento educacional, cada profesora y profesor podrían preguntarse ¿Cómo está mi pasión por la enseñanza? ¿Qué tan competente soy despertando la pasión en los estudiantes?

Un sistema educativo que pone la pasión al centro incentiva el optimismo pedagógico, la imaginación creadora y el espíritu de grupo; conectando a su comunidad con la maravillosa capacidad del ser humano de renovarse una y otra vez en búsqueda de más y mejores posibilidades para vivir la vida.

 

Víctor Berríos Chacón

Director Ejecutivo

Corporación Crea+_MG_1452baja